viernes, 18 de marzo de 2011

Abortos caseros en la actualidad/ MÉTODOS ANTICONCEPTIVOS

Uno de los abortos caseros es a base de una hierba llamada zopatle se hace un té en ayunas, se debe de tomar lo mas que se pueda como 1 litro esto provoca las contracciones del útero y por consecuencia un aborto, también se que algunas parteras le dan ese te a las recién paridas para que arrojen los restos de placenta que quedan dentro de su matriz.

También existe un medicamento llamado Cytotec Misoprostol, no es recomendable utilizarse si tienes más de 9 semanas de embarazo. 

Usos: El principio activo es el misoprostol y pertenece a la familia de la prostaglandina. Está indicado sólo para la profilaxis y tratamiento de la úlcera.

Abortivo: Si se utiliza como abortivo, puede producir contracciones uterinas y sangrado. Es grave en mujeres con antecedentes de cesárea. Se puede romper el útero.

Efectos secundarios: Bajada de tensión, diarrea, dolor abdominal y sangrado vaginal

Cytotec produce contracciones al útero, a consecuencia de estas contracciones el útero expulsa el embrión, producto del embarazo. Durante éste proceso pueden producirse calambres dolorosos, sangrado vaginal un poco mayor al de la menstruación normal, así como nauseas, vómitos e inclusive diarrea.
En algunos casos la hipersensibilidad de la mujer al remedio puede ser tal, que el remedio provoque una ruptura repentina del útero; luego de ser ingerido o hasta más tarde. Esto puede ser fatal sino se tiene la posibilidad de una asistencia médica y hospitalaria de inmediato. La ruptura del útero puede suceder más fácilmente en mujeres que tienen un historial de cesárea o embarazos anteriores. Si nada de esto ocurre y la hemorragia se consigue controlar en casa; y esto no provoca la muerte de la embarazada, algo raro de suceder, puede por lo tanto estar sucediendo otra situación de alto riesgo. Restos del feto o de la placenta pueden haber sido retenidos dentro del útero durante todo este tiempo y haber provocado una infección local. A veces, el remedio produce que se desprenda la placenta, con la consecuente muerte del bebé, sin que el bebé sea expulsado. La embarazada piensa que no sucedió nada, no visita a un médico, pero en realidad está reteniendo el aborto.
Tanto el aborto retenido como los restos fetales y de la placenta, pueden hacer que pus se acumule en el útero, tratando en vano de destruir los restos del feto y de la placenta, que deberían haber sido removidos por medio del legrado (raspaje) dentro de un hospital días antes. Los dolores y las hemorragias pueden cubrir otros síntomas que harían sospechar, a una embarazada primeriza, que algo más pudiera estar sucediendo. En la medida que el pus se acumula, este va invadiendo el torrente sanguíneo de la embarazada y puede esparcirse por todo su cuerpo. Esto se conoce con el nombre de septicemia. Cuando se llega a este cuadro, la única conducta correcta es la remoción de los restos del feto y de la placenta, e internar inmediatamente a la paciente en una unidad de terapia intensiva
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Aborto por operación cesárea.

Es el mismo procedimiento que se utiliza para partos por cesárea, solo que en este caso se deja morir al niño.


Aborto por envenenamiento salino.

Envenenado y quemado por una solución salina altamente concentrada introducida en el líquido amniótico de la madre

Abortos por succión.

Mediante una potente aspiradora que lo destroza completamente.

Aborto por dilatación y curetaje.
Destrozado con un fino cuchillo curvo (cureta) mientras se encuentra en el vientre materno. La enfermera debe juntar las piezas del bebé para asegurar que ha sido extraído totalmente.

Aborto por parto parcial.

El aborto por parto parcial comienza cuando el doctor toma con unas pinzas al bebé dentro del vientre materno.
Cuando los pies del bebé están fuera del útero, el abortista lo toma con sus manos y lo saca, como si se tratara de un parto natural, pero asegurándose que salga por los pies.
Cuando el bebé tiene el cuerpo fuera pero su cabeza está aún dentro del vientre materno, el abortista le atravieza la nuca con unas tijeras.
El crimen culmina cuando el abortista, mediante una sonda, succiona la masa encefálica del bebé que, durante todo el proceso, ha estado agitando su pequeño cuerpo para tratar inútilmente de defenderse.

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